¨Mamá dejame descansar¨ fueron las ultimas palabras de este adelescente que por 14 años luchó hombro a hombro junto a su madre para recuperarse. Sufría de insuficiencia renal crónica, padecimiento que el 19 de agosto le robó la vida.
Mi hijo ¨era un guerrero¨ nos dijo Vicky Fernández al contar todo lo que batalló Andrés Samuel por vivir, quería ser médico y era su compañero fiel. El único varón de una familia llena de mujeres, una de ellas creciendo hoy en el vientre de esta mujer que tiene su dolor vivo. Una herida que no sana además porque la muerte se replica en otros niños en la mayoría de los servicios del hospital J. M. De los Ríos.
Es inevitable acompañarla en su dolor. Ella como madre lo sufre en carne viva, nosotros como periodistas por sentir común su rostro suplicando desde el año 2018 ayuda y por no tener como, más allá de un teléfono hacer conocido su dolor.
Vicky acompañó una rueda de prensa conjunta de Cecodap y Prepara Familia, organizaciones que acompañan a familias del hospital de niños en su travesía para exigir tratamiento e insumos que han sido negados por años.
Un hospital tipo cuatro que era referencia en el país en el área de Pediatría y hoy está contaminado, destruido y custodiado por colectivos que sin ningún vestigio de humanidad prohíben la entrada de donaciones que le hagan a los pacientes el trago menos amargo.
¨Yo fui amenazada muchas veces, los colectivos nos decían que si hablabamos nos mataban. Una vez la directora que falleció me decía que la tenía harta con las infecciones de mi hijo¨.
La madre de Andrés explicó que durante el ultimo año de hospitalización el sufrimiento fue constante. Las complicaciones no dieron tregua, la ultima bacteria que contrajo en el J. M. de los Ríos se llama Klebsiella y no hubo reactivos para estudiar la sangre del joven. Sus pulmones se llenaron de sangre y el centro médico no había un respirador.
Día a día su deterioro era notable y aunque sobrevivió a este microorganismo que afectó sus órganos y sistema respiratorio, la falta de equipos y medicamentos agravó su condición. Médicos del hospital le colocaron un cateter intracardiaco, pero hace 8 días los esfuerzos no pudieron combatir su edema pulmonar.
Esta madre no quiere que la historia se repita. Lo extraña a rabiar, pero tuvo la fuerza suficiente para hablar con medios de comunicación. ¨Me siento triste, mi hijo me hace mucha falta, pero hoy pido que el gobierno se ponga la mano en el corazón y dote el hospital de insumos. Si mi hijo hubiese quedado vivo igual iba a morir porque no había como darle respiración¨.
El dolor de Vicky fue mayor al ver el maltrato incluso despúes de fallecido. Contó que lo acostaron en una camilla debajo de un aire acondicionado para evitar su descomposición ante la falta de cavas para mantener el cuerpo.
¨Quiero denunciar que a mi hijo después que murió me lo entregaron como si fuera un perro, en una camilla. Lo pusieron debajo de un aire para que no se pudriera¨ sentenció.